El Gobierno ha deportado a Marruecos a los 21 invasores de origen sahariano que han entrado a Melilla (España) a bordo de coches «kamikazes» y ha reforzado la seguridad en los puestos fronterizos para evitar este tipo de acciones en las que los indocumentados entran a toda velocidad por las aduanas. En solo tres días dos vehículos, uno con doce inmigrantes a bordo y otro con nueve, accedieran a Melilla dando un acelerón para sortear primero los controles marroquíes y por último los españoles, derribando todas las barreras.
El delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, ha señalado que el Ejecutivo actuará «con firmeza» ante estas entradas violentas propiciadas según dijo por “las mafias de la inmigración”, que ponen en riesgo las vidas no sólo de los propios indocumentados sino también de los miembros de las fuerzas de seguridad que controlan los puestos fronterizos y las personas que por allí transitan.
Tres policías marroquíes y dos marroquíes resultaran heridos en el primero de esta acciones. Existe un acuerdo de repatriación entre España y Marruecos (desde 1992 y entró en vigor apenas dic 2012)
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