Decenas de estudiantes radicales iraníes atacaron el martes la Embajada del Reino Unido en Teherán, según ha difundido con profusión la televisión estatal. Lo que iba a ser una mera manifestación de repulsa contra las “políticas hostiles del Londres”, degeneró sin embargo en una batalla campal cuando los estudiantes se negaron a desalojar el lugar. La policía utilizó gases lacrimógenos y rescatado a seis empleados que los asaltantes pretendían tomar como rehenes. Algunos de ellos se negaron a abandonar uno de los recintos diplomáticos hasta que finalmente la policía logró que desalojaran el lugar. El incidente, el último de un crescendo de declaraciones y medidas contra la representación británica, escenifica el malestar del régimen iraní por las nuevas sanciones económicas para castigar su programa nuclear y con su creciente aislamiento internacional.
Según esta agencia, el gobernador de Teherán, Morteza Tamadon, se había desplazado al lugar para “tratar de calmar a los estudiantes”. Pero ni su presencia ni la del jefe de la policía, el general Hosein Sayadí-Nia, evitaron que un pequeño grupo se encerrara en otro edificio de la misión situado al norte de la capital iraní, dando la impresión de que las autoridades empezaban a perder el control.
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