En diciembre de 1927 Carl Stoermer (Profesor noruego de matemáticas en la Universidad de Oslo), Leo C. Young (ingeniero de radio estadounidense) y Hoyt Taylor (Consultor principal de electrónica en el laboratorio de investigación Naval), mientras investigaban las ondas de radio, recibieron una extraña señal procedente del espacio. Años después, en 1960, el Sputnik recibió la misma señal. Se piensa que esta señal provenía de un satélite o artefacto misterioso, de origen desconocido.
Se cree que era de origen extraterrestre, y las ondas de radio que emitía estaban siendo enviadas desde los años 20, lo cual concuerda con lo que detectaron en 1927 Stoermer, Young y Taylor, después de esto la señal de radio desapareció. En los patrones de onda corta analizados por el astrónomo Duncan Lunan, revela su origen como Epsilon (o el sistema de estrellas como lo fue hace 13.000 años).
En febrero de 1960 los EE.UU. detectaron un objeto no identificado en órbita polar, una hazaña que ni ellos ni la URSS había sido capaz de lograr. Como si eso no fuera suficiente, al parecer era de un tamaño superior a cualquier cosa que uno u otro país hubiera podido fabricar en la tierra en esa época. Los operadores comenzaron a recibir extraños mensajes en clave. Una persona en particular, dijo que se las arregló para decodificar una de las transmisiones, y que correspondía a un cuadro de estrellas. Un mapa de las estrellas que han sido trazadas desde la Tierra hace 13.000 años, y se centró en el sistema de las estrellas Bostes Epsilon.
El 3 de septiembre de 1960, siete meses después de que el satélite fuera detectado por el radar, una cámara de seguimiento en la fábrica de Long Grumman Aircraft Corporation de la Isla, tomó una fotografía de ella. El personal había estado siguiendo el objeto unas dos semanas. Los espectadores lo veían como un objeto de color rojo brillante que se movía en una órbita de este a oeste, (la mayoría de los satélites de la época, de pasaban de oeste a este). Tres años más tarde, Gordon Cooper fue lanzado al espacio para una misión de 22 vueltas en órbita a la Tierra. En su órbita final, Cooper declaró haber visto una forma verde brillante por delante de su cápsula, que se dirigía hacía él. La explicación oficial fue que una falla eléctrica en la cápsula había causado altos niveles de dióxido de carbono, y le produjeron a Cooper “alucinaciones inducidas".
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