"Nunca dejan que estudien los niños porque dicen que es del diablo... Quieren que recemos nada más". Gerardo, que no llega a los diez años, sujeta la pancarta tras la que marcharon el lunes medio centenar de pequeños de este pueblo del oeste mexicano con mensajes muy claros: "Queremos enseñanza laica y gratuita" o "justicia".
Pero, de momento, nadie se la garantiza. El curso escolar comenzó en todo México el 20 de agosto pero 270 menores no saben cuándo podrán ir a clase porque los fanáticos ultracatólicos de la comunidad donde viven, Nueva Jerusalén, destruyeron y quemaron las escuelas laicas en julio y ahora han bloqueado incluso a golpes toda alternativa de educación fuera de la suya (que se limita a leer y escribir rezos y cánticos).
El despliegue de 200 policías en los alrededores del pueblo sólo ha logrado calmar temporalmente los ánimos pero, de momento, ni hay clases, ni hay detenidos por los actos vandálicos contra el colegio público. Hace poco le prendieron fuego a la primaria y al kinder.
Hoy se presentaron las 2 partes en un programa . Los fanáticos religiosos dicen que "la virgen" quiere sangre; el padre al ser cuestionado dijo que cuando "mueran" los pecadores seran perdonados. El secretario de educación dijo que ese conflicto lo debe resolver el gobernador del estado. Yo digo que ya es tiempo de portarse autocráticos y mandar a las fuerzas federales. No es posible que el fanatismo convierta en batallas campales algunos pueblos. Lo digo por el tan famoso caso Acteal en Chiapas , o el eterno conflicto en San Juan Chamula; al parecer el catolicismo no perdona que otros piensen diferentes.
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