sábado, 17 de marzo de 2012

CODICE VERGARA DE AZTECAS


Los aztecas tenían un sistema matemático a base de dibujos o símbolos que no se había podido descifrar.  En 2008  se dieron los primeros resultados pero hasta hace unos días, adquirió fama. Para los frutos usaban un tipo de números, para sandalias o utensilios que se podían apilar eran otros, y si era papel uno más; es decir, todo era más preciso”. Así, para medir y registrar sus terrenos para cobrar impuestos y realizar censos utilizaban, además de su unidad estándar, el tlalquahuitl, equivalente a dos metros y medio aproximadamente, diversas fracciones indicadas por glifos de manos, huesos, brazos, flechas y corazones, cada una con una medida menor específica. “Buscamos las fórmulas para calcular las áreas de los terrenos y logramos encontrar cinco algoritmos que reprodujeron la zona registrada en los códices para 287 parcelas, el 78 por ciento de los casos”, concluye. Era un cálculo tan sofisticado -dice- que incluso tenían clasificaciones específicas para cada tipo de suelo

Los aztecas empleaban el tlalcuahuitl como unidad de medición de distancia, el cual equivale a 2.5 metros; sin embargo, en los códices estas unidades están acompañadas de flechas, corazones o brazos. Luego de usar cinco diferentes algoritmos, las investigadoras determinaron que dos flechas eran el equivalente a una unidad, que cinco manos equivale a tres unidades o que cinco corazones representaban dos unidades.

“Ellos no usaban decimales, pero sí empleaban un sistema similar al inglés, donde, por ejemplo, tienes pulgadas y pies, entonces los sumas por separado, pero por cada 12 pulgadas tú puedes convertirla a un pie. Así los aztecas, si ellos tenían dos unidades y cinco flechas, entonces su número final era cuatro unidades más una flecha”.“Hubo culturas que emplearon este tipo de abstracciones matemáticas, hay palabras que indican pulgada o unidades de medida menores; pero no existen documentos para realizar los estudios. Lo valioso de los códices Vergara y de Santa María Asunción es que se salvaron de la destrucción”, agrega la investigadora María del Carmen Jorge y Jorge, científico de la Universidad Autónoma de México (UNAM) (quien realizó el estudio junto con  la estadunidense Barbara J. Williams, de la Universidad de Wisconsin. 

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